HOY SE CUMPLEN 50 AÑOS DE LA MASACRE DE LOD
Pocas horas después del mediodía del 30 de mayo de 1972, un grupo de evangélicos puertorriqueños que hacían un viaje de peregrinación a Tierra Santa, embarcaron en el vuelo 132 de Air France. Llegados al Aeropuerto Internacional de Lod, a las diez de la noche, mientras los recién llegados esperaban las maletas, tres jóvenes con rasgos asiáticos abrieron sus bolsas y comenzaron a disparar ráfagas de metralleta y a arrojar granadas. El caos se apoderó del lugar durante cuatro minutos interminables, dejando una estela de sufrimiento, con el saldo devastador de veintiséis personas asesinadas —diecisiete de ellas puertorriqueñas— y más de setenta heridas. A pesar de estas cifras nefastas, hubo un hecho, una señal de que los milagros sí existen. El pastor José Vega-Franqui salvó su vida gracias a que la bala destinada a uno de sus órganos vitales fue interceptada por la Biblia que guardaba en uno de sus bolsillos. Hasta ese momento se sabía que “la fe movía montañas”, y, a partir de ese momento, de que también tenía el poder de desviar las balas. Lamentablemente, en esa emboscada falleció la esposa del pastor.
El cruento atentado fue reivindicado por el Ejército Rojo Japonés, la organización guerrillera árabe Al Fatah y el Frente Popular para la Liberación de Palestina. De los tres atacantes, sobrevivió Kōzō Okamoto, de origen japonés, que fue interceptado por el funcionario de la Compañía El Al, Yossi Eini, y posteriormente aprehendido por las fuerzas de seguridad. Esa noche fue asesinado el científico israelí de renombre internacional Aaron Katzir, hermano de quien sería elegido presidente de Israel un año después, Ephraim Katzir. Dicho ataque conmocionó al mundo, y entre las condolencias enviadas por diferentes jefes de Estado, el telegrama recibido en la oficina de la primera ministra Golda Meir por parte del rey Hussein de Jordania, un día después, manifestando la necesidad de que el mundo se uniera para luchar contra “las almas enfermas”, avivó la llama de la esperanza respecto de un posible futuro de paz en la convulsionada zona.
Alejandro Goldstein
No comments :
Post a Comment