El valor de ser timerios
Dice el poema V de Wiew Wers en Patria de Creadores:
"¿Todo esto en un metro cuadrado? Nunca pensé un país tan pequeño. Será la nueva Arcadia y seré un observador que cantará sus logros. Cantaré a todo el mundo lo que mis amigos fueron capaces de hacer, cantaré para que las noches de verano estén siempre iluminadas por la patria de los creadores".
"¿Todo esto en un metro cuadrado? Nunca pensé un país tan pequeño. Será la nueva Arcadia y seré un observador que cantará sus logros. Cantaré a todo el mundo lo que mis amigos fueron capaces de hacer, cantaré para que las noches de verano estén siempre iluminadas por la patria de los creadores".
Aunque con altibajos, los timerios llevamos dieciséis años en pie. Primero intentaron tumbarnos los que querían convertir la República en una dictadura, gente como Rummel, que hizo uso de sobornos y fiestas a todo lujo en sus casas con piscina y barbacoa los fines de semana. Luego las autoridades del Estado español, después los que quisieron apropiarse del país cuando cayó la Primera República. Pero Timeria siempre se mantuvo en pie.
Hay algo curioso en este país. La gente va y viene. Muchos de los que empezaron apenas siguen aquí porque se casaron y tuvieron hijos, otros se marcharon y ya no queda ni rastro de ellos. Pero la mayoría sigue presente, y últimamente han querido volver a reencontrarse alrededor de la mesa de la casa de Hermenegildo de Legouvé.
¿Qué país conoce usted que tenga un antiguo rey que es aún más querido y admirado por sus vecinos? Un país en el que no se guarda rencor al antiguo rey, sino que se le nombra presidente del Senado, en el que ha sido él quien aportó nada menos que la actual Constitución. Eso es Timeria.
¿Qué país conoce usted donde perfectos desconocidos llegaron con lo puesto y alcanzaron la talla de ministros? Estoy hablando de gente como Leonardo Sauto Vito, genial político en nuestra historia. Jamás piso las tierras de la Primera República y pudo llegar al ministerio de Economía. Eso es Timeria.
¿Qué país conoce usted donde cualquiera puede presentar sus escritos, su música, su pintura y sus dibujos, siendo completamente apoyado por todas las instituciones de gobierno e incluso publicitado por todos los medios a su alcance, sin necesidad de dinero para campañas publicitarias? Eso es Timeria.
Claro que tengo un trabajo con el que me gano la vida fuera de Timeria, y ojalá algún día pueda ganarme el pan con el dinero obtenido en Timeria, pero aunque no fuera así, me quedo con el trabajo digno de todos mis compatriotas respetando al milímetro la tradición milenaria de la que recogimos el testigo el 22 de Maius de 2002. Me quedo con todo lo que he aprendido sobre arqueología, historia y filosofía gracias al trabajo de la Academia de Timeria, me quedo con las horas de diversión en los campeonatos deportivos e incluso en el fútbol virtual, con las apuestas por si será el CDT o la Megakyría quien se llevará el próximo título de liga, con los poemas, los dibujos, los cuadros al óleo, las fotografías, y con la cerveza terranova y el jate en las tardes de domingo.
Ese es precisamente el valor de ser timerio. El valor de estar siendo protagonista, formar parte de algo que me trasciende y es mucho más grande, ¡tan grande como lo fue Roma porque somos sus legítimos sucesores! Soy timerio porque siento que esta es mi patria, un país digno en el que la democracia ininterrumpida rige desde el primer día, donde es real la igualdad de oportunidades, donde estamos contribuyendo a mantener una tradición de miles de años que no morirá. No me importa si el Estado no financia las humanidades, porque sé que en Timeria siempre tendrán preferencia.
Timeria es una isla que emerge sobre un mar de tempestad, decadencia irreversible y corrupción moral. Timeria sigue en pie como el barco que atraviesa el hielo ártico frente a todos los obstáculos de este mundo contemporáneo, frente a la decadencia y la corrupción que nos salpica y trata también de extenderse como un cáncer en este cuerpo de país.
No hay una cantidad de dinero que me haga replantearme ser timerio o abandonar mi país. Nací en Timeria porque fue aquí donde conocí algunos de los mejores momentos de mi vida, donde me he sentido realmente libre y feliz, donde sé que me ayudarán cuando tenga cualquier problema. Por eso para mí Timeria es tan real como cualquier otro país. Eso es Timeria.
Porque como bien dijo Wers en aquel poema, somos la Patria de Creadores. Y como en toda creación, hay bondad y maldad, pero el Bien siempre se impone, puesto que de no ser así ni siquiera existiríamos.
Por eso hoy quiero reivindicar el orgullo de ser timerios, de sacar nuestra bandera como los que sienten orgullo por ser parte de cualquier otro país. Defendamos lo nuestro, nuestros valores patrióticos, nuestra cultura grecolatina, nuestros políticos honrados, nuestros comerciantes y artesanos. Defendamos nuestra patria.
Atentamente, Pers Herms
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